Si vives en una gran ciudad española, seguro que la siguiente situación te suena: llaman al timbre de casa, y uno o dos señores con carpetas en la mano se presentan como «de la compañía del gas» o «de la compañía de la luz».

Inmediatamente añaden: «venimos a ofrecerle un descuento». Y lo siguiente suele ser, todavía sin darte tiempo a abrir la boca, solicitar la última factura de gas/electricidad para poder rellenar una solicitud que ya tienen en la mano.

Pues MUCHO MUCHO ojo: por experiencia propia y ajena, en un 99% de ocasiones la persona a la que habéis abierto la puerta va a ser lo se denomina comúnmente un timador, estafador o, en palabras de una comercial de Gas Natural que me atendió recientemente, un «comercial agresivo».

Lo que van a intentar hacer es cambiarte de compañía sin decírtelo, ofrecerte un impreso / hoja en blanco para que firmes («para ir más rápido»), y finalmente aplicar el increíble descuento ofrecido que supondrá, con suerte, un 10% de ahorro en el término fijo de cada factura (la parte más pequeña, 4 o 5 euros al mes) y a la vez darte de alta en contratos de mantenimiento y seguros varios que, mira por dónde, se les ha olvidado mencionar. Y que suponen 7, 10, o 15 euros al mes, que es lo que va a subir tu factura mensual. Pero no te preocupes que ya restan los 50 céntimos de la increíble oferta ofrecida.

Si abre la puerta un anciano o persona con pinta de enterarse de poco, pues mucho mejor: gran sonrisa por lo fácil que va a ser.

Si no está el titular del contrato porque el piso está alquilado no pasa nada: firma el inquilino la hoja en blanco y ya se encargan ellos de formalizar el correspondiente contrato ilegal con suplantación de identidad incluída.

¿Y cómo permiten esto las grandes compañías como Gas Natural, o Endesa, o Iberdrola, o Unión Fenosa, os preguntaréis?

Pues porque les conviene. Hacen oídos sordos a las denuncias, sub-sub-subcontratan a las comerciales timadores, recogen las ganancias de todos los que tardan meses en darse cuenta del engaño, de las altas, de las bajas, de las llamadas a los teléfonos de atención al cliente, y finalmente se lavan las manos, se posicionan como afectados, y negocio redondo.

NO TE FIES de nadie que hoy en día vaya ofreciendo nada puerta por puerta, échales a patadas, llama a la policía.