Después de pasar las primeras semanas en cualquier ciudad grande de China, cualquier turista proveniente de Europa, y especialmente de algún país con gran número de días con cielo azul al año, se da cuenta de que algo no funciona como debería. No es normal que todos los días haya un cielo gris neblinoso, plomizo, lechoso, feo, que medio deja pasar el sol pero no llega en ningún momento del día a levantar.

Niebla en HongKongTodo en China tiene menos color con este cielo, todo parece menos alegre de lo que podría ser, y es que la luz es algo que estimula el cerebro, y nos hace estar más alegres y optimistas. En Europa, por ejemplo, se nota mucho la diferencia de carácter entre los habitantes de países del norte (con menor número de días de sol al año) y los del sur.

¿Y de dónde sale el cielo gris? Pues fácil: de la contaminación. Parece ser que 16 de las 20 ciudades más contaminadas de la Tierra se encuentran en China, donde el 27% de las 341 mayores urbes y 116 millones de personas padecen unos niveles de polución en el aire «muy peligrosos», al tiempo que el 70% de los ríos y lagos están seriamente degradados.

Serio problema que deberemos resolver entre todos: al fin y al cabo, hay muchas cosas que se fabrican en China, que originan parte del problema de la contaminación, y que finalmente consumimos en el «primer mundo». Y además, que narices, ésto no es una cuestión de culpas, sino que entre todos se resuelva el problema lo antes posible.

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Actualización: Una imagen vale más que mil palabras: un vídeo de ayer mismo (2 de abril de 2007) en Shanghai (People’s Square). Nótese el cielo plomizo, que es el habitual en esta ciudad.