Vivir en una sociedad democrática y moderna se supone que es una ventaja: existen leyes y mecanismos que protejen a los buenos cuidadanos, logrando lo más cercano posible a una vida apacible y lejos del miedo y la inseguridad.

Hay una serie de valores que deben predominar: decencia, autodominio, objetividad, coherencia, sacrificio, desprendimiento, sensibilidad, optimismo, amor, compasión, orden, voluntad, superación, serenidad, paciencia, autoestima, compromiso, sencillez, amistad, responsabilidad, respeto, tolerancia, libertad, comprensión, gratitud, confianza, sinceridad, bondad, generosidad, lealtad, honestidad, fidelidad, valentía, perseverancia, prudencia… y sobre todo, JUSTICIA.

La justicia es un «seguro» para todos, que mediante una serie de regulaciones o leyes (que para eso somos modernos) castiga a los «malos» y protege a los «buenos». Y busca que todos vivamos felices y contentos, evitando maldades y atropellos.

Y a los atropellos quería yo llegar. Y a uno en concreto: el cometido por Juan Manuel Fernández Montoya (alias «Farruquito») el día 30 de septiembre de 2003, a consecuencia del cual murió el ciudadano Benjamín Olalla, y del cual acaba de dictarse sentencia tras el juicio celebrado casi 2 años después. Una sentencia ridícula, que no le entra a nadie en la cabeza, y por la cual el cantaor atropellaor de ciudadanos no irá a la cárcel.

Como bien comenta el camarada Bakunin en el post «Irse de rositas«: «La justicia es una mierda. Para los pobres, me refiero. Para los ricos es una prostituta que satisface sus más íntimos deseos. No importa lo que le pidan. Si eres rico, puedes cometer cualquier delito, y casi siempre te irás de rositas»

Se acabó pasar por los pasos de peatones alegremente: ahora hay que caminar por la ciudad con miedo, como si de un campo de minas se tratara, pues sabes a ciencia cierta que cualquier «medio-famosillo con dinero» puede llevarte por delante con su cochazo, sin remordimientos, sin arrepentimiento, sin problemas.

¿Es esto justicia? ¿Es esto una sociedad moderna? ¿No habría que pensar que hay algo que no funciona bien en las leyes y/o en las que las aplican? 🙁